Nacido en Ferrol
(Galicia no es sólo Franco o Rajoy) acudió a la escuela hasta los 9 años. A esa
edad fallece su padre y se traslada con su familia a buscarse la vida a Madrid
(andando, no en avión) donde esperaban ser acogidos por el hermano de su madre.
Al llegar a Madrid se encuentran con que éste ha fallecido por lo que la
familia se encuentra desamparada y nuestro protagonista tiene que irse al
Hospicio donde aprenderá el que será su oficio, la tipografía. A los 13 años
comienza a trabajar y es dado de baja del hospicio por poder mantener ya a su
familia. Mientras trabaja por el día por las noches finaliza sus estudios
primarios y aprende francés.
La precariedad constante
en la que vivía junto a su familia, subsistiendo con el pequeño salario de
aprendiz de tipógrafo y las labores de su madre como criada, no le permitían
acudir a las constantes tertulias como si lo hacían tipógrafos asentados. La
pobreza de sus vestimentas, no le granjeaban una buena carta de presentación.
Llevó una vida de gran austeridad, identificado con la pobreza de la clase
trabajadora de aquellos años. Durante un tiempo, llegó a vivir en la redacción
de El Socialista, órgano de expresión del partido obrero y que sirvió para
articular el socialismo español en los años de surgimiento; con frecuencia éste
fue su único salario.
Tras su ingreso en la
Federación Madrileña de la AIT (eran los tiempos en que el movimiento obrero
comenzó a tener esa conciencia global que ahora …. dejémoslo ahí), comenzó a
sufrir persecuciones y despidos por parte de distintas imprentas hasta que en
1874 consiguió acceder a la presidencia de la Asociación General del Arte de
Imprimir. Desde este puesto comenzó a preparar desde la clandestinidad un nuevo
partido político de corte obrero-socialista, que culminó el 2 de mayo de 1879
con la fundación del PSOE en la taberna Casa Labra situada en la Calle Tetuán,
a la que asistieron 25 compañeros: dieciséis tipógrafos, cuatro médicos, un
doctor, dos joyeros, un marmolista y un zapatero.
No sé si alguno se habrá
dado ya cuenta que estamos hablando de Pablo Iglesias, el fundador del Partido
Socialista. Podíamos haber hablado de Julián Besteiro (sucesor de Pablo
Iglesias al frente del partido) que murió en la cárcel de Carmona al acabar al
Guerra al negarse a marchar al exilio por protegerse de unas ideas que consideraban
justas. Podíamos haber hablado de los miles de ajusticiados durante la Guerra
Civil y el franquismo por haber cometido “la infamia” de ser miembros del
Partido Socialista. Podíamos haber elegido a los miles de compañeros y compañeras de este Partido que nunca
saldrán en la televisión dando lecciones de nada pero pierden su tiempo su dinero por defender sus ideales.
Podíamos hablar de muchos pero hemos elegido a Pablo Iglesias.
Y es que cuando muchos
compañeros y compañeras del Partido piden una regeneración, yo me pregunto sino
sería más lógico una retracción, es decir, una mirada hacía el pasado y no
olvidarlo.
Algunos dirán, que claro,
que Pablo Iglesias vivió en otro tiempo y que las cosas han cambiado, que
vivimos nuevos tiempos. Ahora para ser un “buen socialista”, algunos creen que
se ha estar en el consejo de administración de alguna multinacional, pelearse
por un lugar en las listas por no saber hacer otra cosa, o hablar de los más
desfavorecidos sin haber visto o vivido al menos un día con alguno de ellos
(una cosa parecida a lo que le ocurre al Papa con Dios, que habla por él sin
haberlo visto nunca).
Un cargo público por
este Partido o un cargo en este Partido es un honor pero también una gran responsabilidad.
Muchas personas y compañeros van a depender de tus decisiones, se desprenden de
parte de su poder y te lo entregan a ti para que los representes. Confían en ti
y no les puedes fallar.
Pablo Iglesias nunca
falló. No lo hizo porque si los demás daban uno, él daba diez. Con esfuerzo,
compromiso, ilusión y trabajo nunca se falla. Se puede perder pero nunca se
falla. Y ya se sabe que siempre es mejor perder que ganar porque el que gana un
día acabará perdiendo y el que pierde un día acabará ganando.
Y la pregunta que ahora
me atormenta y con la finaliza está nueva entrada en el blog es:
¿Cualquier tiempo pasado
fue mejor?
…………………
En Cambre, a 6 de
febrero de 2013
Markos Alonso
Me encanta , a veces ademas tenemos tanta prisa en llegar que solo miranmos el futuro y nos olvidaos que para estar en el presente hemos tenido un pasado y que de este no solo debemos aprender sino que nunca lo debemos olvidar .
ResponderEliminarMary Mer